Jardines Delacour

Paul había vuelto después de 5 años.. ya no era un joven, sino un hombre echo y derecho.
Iva vestido con ropas elegantes a pesar de ser corsario. Sus padres lo esperaban en los jardines y al verlo lo abrazaron entre lagrimas, llorando al hijo pródigo.

- papá mamá, no lloréis por mi. Estoy aquí..

Clara se secó las lágrimas con las mangas de la camisa de los criados y miró a Rosalie. Le dedicó una tierna sonrisa. Había criado a esa niña como si fuera su hija, y aún más cuando Paul se fué.

Paul ladeó la cabeza lentamente hasta clavar sus ojos azules en la mujer rubia que se asomaba encima del muro.

Clara: señorita Delacour.. ¿la hemos molestado? lo sentimos mucho.. no queríamos eso..

Paul alzó una ceja incrédulo

- ¿Rosalie?

Johann se avanzó y sonrió con ojos vidriosos

Johann - es nuestro pequeño chaval, señorita Delacour.

Clara - sí, es Paul.

Los ojos azules del chico repasaron con la mirada cada uno de los rasgos de la noble. Seguía teniendo cosas que le recordaban a esa niña, pero ya era casi una mujer. Era gracioso.. se había convertido en una mujer echa y derecha.. y bastante atractiva.

Paul se sorprendió de que una noble se acercara a él y le tendiera la mano. Eso estaba fuera de lo común, y los padres de Paul lo sabían, por lo que intercambiaron miradas incrédulas.
Paul hizo una espécie de revernecia y tomó la mano. La besó como solía hacerse en ésa época. Se aclaró la garganta

- el placer es mío.. señorita Delacour.

Se acercó al rostro de ella y examinó encima de su nariz. Sonrió y se retiró

- ya no hay ni rastro de esas pecas que tanto me gustaban

Eso se podía interpretar como una osadía por lo que Johann Walker se lo recriminó a su hijo con una mirada seria.


- mis disculpas.. ha sido algo inadecuado.. lo lamento

Paul se humedeció los labios con la lengua y se aclaró la garganta de forma elegante mientras miraba el dedo lastimado de ella.

- digamos que siempre hos he observado.. también me he criado aquí, pero con los criados... ah, por cierto, se que no soy nadie para hablaros así, pero.. no debería haber distinción entre señores y criados.

Le miró el dedo y le cojió con suavidad la mano. Sacó un pañuelo del bolsillo y se lo vendó. Le soltó la mano ya que una mano lo abofeteó, era la de su padre

Johann- ¡Paul! ¿Dónde están tus modales?!

Paul se frotó la mejilla mientras veía como sus padres se alejaban. Luego escuchó el comentario de la mujer y la miró directamente a los ojos, pero esta vez más respetuosamente, la bofetada había tenido su efecto esperado.

- no me malinterpreteis.. pero no es correcto que exista la subordinación de famílias.. solo por el mero echo de nacer en un lugar o otro. Cada uno debería ser libre de escojer su camino.. y no nacer predestinado. Yo me negué a servir a su família. Y por eso me fuí, por eso jamás me vió.

Pisándole los talones se hallaba el hombre. nadie lo dejaba con la palabra en la boca

- no he terminado.

Dijo alcanzándola y agarrándole un brazo. él también conocía de memoria esos laberintos.

- uno sí puede cambiar su destino. Yo lo cambié.. y no pienso volver. No entra en mis planos ser el que os sirva la cena. Cómo mucho el que la comparta con vós.. ¿qué me decís? ¿cenaríais con un criado?

Paul tensó la mandíbula y la soltó de forma seca, como si se hubiera electrocutado. Eso había sido un rechazo en toda regla. Apretó los labios y retrocedió un paso, separandose del sinuosos e impresionante cuerpo de ella, embutido en un vestido de princesa de ensueño.

- creí que seríais distinta a las demás 'damitas' de la corte. Pero soys igual de repipi. Dices que no tendrían que haber clases sociales ni distinciones, y a los tres minutos me soltáis que antes moriríais a cenar con un criado. Pues yo moriría antes de cenar con una mujer metida dentro de un corsé tan apretado que le cuesta hasta andar.

Dijo con voz masculina y segura.

- vós misma lo acabáis de decir.. no es lo mismo lo que creamos y lo correcto.. yo os he mentido, me muero por cenar con vós.. sería interesante y educativo. Ahora bien.. ¿vais a elejir el camino de lo correcto y lo conveniente o el de lo divertido y que os dicta el corazón?

Preguntó clavando sus ojos azules en su nuca.

- vale.. a las ocho en el centro del laberinto, te vendré a buscar. No se lo digas a nadie, será un secreto de jovenes

Dijo con una sonrisa trinfual.

- vaya.. así que habéis decidido la opción aburrida.. mucho me habéis cambiado, joven señorita Delacour.. de pequeña sabíais divertiros.

Se mofó cruzando las manos a la espalda y clavando sus ojos azules en ella

- yo no diría que os aburríais precisamente cuando de pequeña jugávais a encontrar tesoros.. cuyas pistas aparecían misteriosamente escondidas en su camino.. jamás averiguásteis quien las puso ahí. ¿Verdad?

Murmuró sin seguirla pero mirándola